lunes, 23 de agosto de 2010

Carta a todas las familias: La mirada del Samaritano

Una de las realidades que más afectan a nuestras familias del Cono Sur de Huacho es la situación de pobreza o hasta de extrema pobreza con la cual se enfrentan a diario.
Sin duda este tema no está de moda, en un país que sigue proclamando sus logros chrome://foxytunes-public/content/signatures/signature-button.pngeconómicos y mira al bienestar del primer mundo como una meta ya cercana.
Se puede vivir de sueños, evitando de mirar la realidad pero esa queda frente a nosotros con toda su dureza.
En el evangelio de Lucas se nos habla de algunas personas (religiosas) que ven a un herido al borde de la carretera, pero siguen por su camino.
En cambio un Samaritano (categoría despreciable por los que escuchaban) “Lo vio, se conmovió y se acercó”.
Es todo un camino interior que se encierra en estos tres pequeños verbos.
Queremos ver nuestra realidad: en que manera la pobreza afecta a nuestras familias del cono sur? (Usura, alcoholismo, desnutrición infantil... y ¿qué más?)
Pedimos a Dios el don de un cambio interior: la conversión del corazón, superando la dureza de los prejuicios hacia el pobre (son así porque ellos quieren, están acostumbrados a sufrir...)
Nos comprometemos a no quedarnos con los brazos cruzados sino a hacernos cargos de los vecinos en dificultad enlazando relaciones fraternales con ellos. (¿Sabes lo importante que puede ser una visita en nombre de Cristo a un hermano necesitado?)
En pocas palabras apuntamos a tener un acercamiento verdadero al rostro sufriente de Jesucristo en nuestras familias y en nuestra parroquia.
Así la próxima semana de la familia será otra ocasión oportuna y concreta de hacer camino con Cristo y con los pobres.

Bendiciones,

Padre Ambrogio Cortesi

sábado, 21 de agosto de 2010

Dulce es la luz y bueno para los ojos ver el sol

En una mañana totalmente plomiza, como las que nos depara el invierno costeño de Huacho, se siente más la relevancia del versículo del Eclesiastés (11,7) del cual proviene el título de este artículo.
Comenta apropriadamente san Gregorio de Agrigento: "Dulce es la luz" y es cosa muy buena contemplar con nuestros ojos este sol visible. Sin la luz, en efecto, el mundo se vería privado de su belleza, la vida dejaría de ser tal. Pero nosotros debemos pensar en aquella magna, verdadera y eterna luz que viniendo a este mundo ilumina a todo hombre, esto es, Cristo!
Sigue así el mismo autor: Aplica a la luz el apelativo de dulce, y afirma ser cosa buena el contemplar con los propios ojos el sol de la gloria, es decir, a aquel que en el tiempo de su vida mortal dijo: "Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida". Así pues al hablar de esta luz solar que vemos con nuestros ojos corporales anunciaba de antemano el sol de justicia.
El Sol de justicia es el mismo Jesucristo como nos da a entender el cántico de Zacarías en el primer capítulo de Lucas: Nos visitará el sol que nace de lo alto, sobre el cual medité en ocasión de la realización e inauguración del portón de la iglesia de Manzanares.

lunes, 9 de agosto de 2010

Vamos al desayuno comunitario del domingo

En este mes de agosto el tradicional desayuno comunitario para los niños y niñas de los cerros de la periferia de Huacho sigue con más participación aún. Juntos con los chicos y chicas de los grupos juveniles de la parroquia Jesús Divino Maestro van a estar 6 jóvenes italianas enviadas por Caritas Ambrosiana. A todos ellos los sinceros deseos que esta experiencia de voluntariado sea de verdadero crecimiento personal y apoyo a los más necesitados.

lunes, 2 de agosto de 2010

Terminaron celebraciones de la Virgen del Carmen

El mes de julio une cada vez más los cristianos en la celebración filial de la Virgen del Carmen. En nuestra zona el centro de más atractivo es el santuario de Huaura.
De toda manera, la devoción ha alcanzado decenas de grupos.
En Huacho destacan los grandes festejos en la Manchurria.
No faltan además pequeños grupos en la periferias, como el de la foto, tomada al concluir una santa misa entre esteras, en el Paraíso, zona del peaje.