Acabamos de vivir el hermoso acontecimiento de la Dedicación del templo de Manzanares a Dios Altísimo y a san José (19 de Marzo de 2010).
El rito comprende la consagración del altar y de las paredes de la iglesia, la iluminación del templo entre otros signos principales.
Al llegar a esta fecha volví a leer los números 122-124 de Sacrosanctum Concilium
en los cuales se invita a abrir nuestras iglesia al arte de nuestro tiempo, y de todos los pueblos y regiones.
Sentí che al culminar este templo se ha logrado una noble belleza más que mera suntuosidad.
Pero sobre todo a lo largo del proceso de edificación siempre nos ha guiado en las opciones arquitectónicas y estéticas el propósito de orientar los hombres a Dios.
En las palabras que dirigí a los fieles al terminar la misaa invité a retomar una de las estrofas de la plegaria de dedicación, para mi el texto más lindo y excelso de toda la liturgia Romana.
En su tercer párrafo dice:
"Es la iglesia santa, la viña elegida de Dios,
cuyos sarmientos llenal el mundo entero
cuyos renuevos, adheridos al tronco,
son atraídos hacia lo alto, al reino de los cielos".
Así, también nosotros, unidos a Cristo Eucaristía, podemos avanzar en nuestro camino hacia el cielo.
Invito a todos a ver las fotos de la iglesia y de la celebración de dedicación.
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