La invitación a ser pescadores de hombres, que Jesús dirige a sus primeros llamados es una expresión llena de la autoridad y de la originalidad del mensaje de Cristo.
En el Antiguo Testamento es una imagen que no aparece con esa fuerza, solamente se encuentra una obscura referencia.
Normalmente se entiende el llamado a ser pescador de hombres, como una tarea misionera: lanzar las redes para captar a mayor número de seguidores del Reino.
En cambio, José González Faus sj. en su ensayo "Miedo a Jesús", Cuadernos CJ n. 163, septiembre 2009, propone una interpretación novedosa.
La expresión "no parece tener sentido numérico sino cualitativo: lo que Dios pretende es sacar la máxima humanidad posible de esta mar turbia de inhumanidad que somos tantas veces los seres humanos. Jesús revela que Dios quiere hacer con cada ser humano un auténtico "poema de Dios" y llama a colaborar en esa tarea de la creación divina".
"Poema de Dios" es una libre traducción de Ef 2,10:
"Lo que somos es obra de Dios: hemos sido creados en Cristo Jesús con miras a las buenas obras que Dios dispuso de antemano para que nos ocupáramos en ellas".
La palabra "poiema" en griego significa obra, pero a la vez es la raíz de la moderna palabra "poesía".
Ser pescadores de hombres sería entonces hacer de la vida humana un poema, devolver el hombre a su valor primordial y positivo de criatura cumbre de todo lo creado; cfr. Gn 1,31: después de haber colocado a la persona humana en el medio del cosmos, Dio vio que todo cuanto había hecho (todo su poema) era muy bueno.
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