¡Somos los verdaderos adventistas!
Nuestra fe cristiana nace del Adviento, la venida de Cristo en la tierra hace 2000 años que recordamos en la Navidad y se proyecta hacia el regreso glorioso de Cristo al final de los tiempos para entregar todo el cosmos y la historia a su Padre Dios.
Este gran eje de nuestra fe Católica hay que vivirlo todos los días, pero lo celebramos de manera muy especial en este mes que precede la Navidad.
El Adviento Cristiano es el camino espiritual que nos permitirá vivir la Navidad de Cristo y no ahogarnos en el ansia de los regalos, las chocolatadas y los panetones.
Jesucristo con su palabra nos indica exactamente las actitudes a cultivar para lograr este objetivo. “Estén siempre vigilantes y oren en todo tiempo” (Lucas 21,36)
Como comunidad parroquial queremos hacer nuestras estas indicaciones.
VIGILAR: Aguardar y buscar a Cristo en su palabra y en los pobres y necesitados.
– para los jóvenes los lunes a las 7:00 p.m en la capilla de la Urb. 18 de octubre habrá misa y lectio divina (meditación y oración sobre el evangelio)
– en todas las comunidades prepararemos y realizaremos con esmero novenas y posadas navideñas.
– Todos estamos invitados a hacer vida la caridad cristiana. En la parroquia el grupo Caritas fomenta este aspecto con formación y obras sociales.
ORAR: Utilizar un tiempo de nuestra jornada para un encuentro íntimo y personal con Cristo. De manera especial nuestra iglesia parroquial estará abierta una hora en la mañana alrededor de 8:00 a.m. y una hora en la tarde entre 5:30 y 6:30 p.m.
Les deseo con mucho entusiasmo que emprendan estos caminos para que “puedan mantenerse en pie ante el hijo del hombre” que viene (Lucas 21,36).
El premio de todo este esfuerzo será una Navidad de alegría y paz.
Fraternalmente,
padre Ambrogio Cortesi
1 comentario:
Gracias por la reflexión, realmente el Adviento ha de ser un tiempo muy uerte para todos nosotros.
Aprovecho para compartir este pequeño acto de ofrecimiento:
Oh Jesús, Salvador mío, por medio de tu Santísima Madre, te ofrezco durante este día para la santificación de los sacerdotes y seminaristas todas mis oraciones, trabajos y alegrías, mis sacrificios y sufrimientos. Danos, Señor, sacerdotes verdaderamente santos que, inflamados del fuego de tu amor, no procuren otra cosa que tu gloria. Presérvalos de todos los peligros interiores y exteriores. Defiéndelos, sobre todo contra las insidias de los enemigos de su virtud y de su santo ideal sacerdotal. Amén.
SAN JUAN MARÍA VIANNEY, SANTO CURA DE ARS, RUEGA POR NOSOTROS
Bendiciones,
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