jueves, 17 de marzo de 2011

Ambón: mesa y candelero de la Palabra

Así san Máximo confesor comentaba en su “Cuestión 63” el versículo de Mateo que dice: “No se enciende una lámpara para meterla bajo el celemín, sino para ponerla sobre el candelero, así alumbra a todos los que están en la casa”.
“…En cuanto al candelero, hay que decir que significa la santa Iglesia, la cual, con su predicación, hace que la palabra luminosa de Dios brille e ilumine a los hombres del mundo entero, como si fueran los moradores de la casa, y sean llevados de este modo al conocimiento de la verdad.
La palabra de Dios no puede, en modo alguno, quedar oculta bajo el celemín; al contrario debe ser colocada en lo más alto de la Iglesia, como el mejor de sus adornos
”.
En las Iglesias el lugar de la Palabra de Dios se llama ambón, el cual sustituye los antiguos pulpitos que eran plataformas elevadas para proclamar las lecturas bíblicas y predicar al pueblo.

El ambón es la mesa desde la cual de reparte el pan de la palabra, y tiene que estar a la vista del pueblo con un relieve significativo, ya que, como nos sugiere san Máximo, es también un candelero desde el cual Dios nos alumbra.
Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero” (Salmos).

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