
Encima se me bajó la llanta de la moto cuando tenía que trasladarme de una capilla a otra.
Pero siempre me recordaré que es así que necesitamos el Espíritu, sin el cual no podemos hacer nada.
Especialmente el hecho de poder realizar las confirmaciones de los adultos me ha permitido experimentar y sentir lo importante de su presencia en la vida de las personas, como la joven Karina, discapacitada grave, que la recibió en su silla de rueda.