Ante todo, la justicia. Ubi societas, ibi ius...
La caridad va más allá de la justicia, porque amar es dar, ofrecer de lo «mío» al otro; pero nunca carece de justicia...
Se ocupa de la construcción de la «ciudad del hombre» según el derecho y la justicia. Por otro, la caridad supera la justicia y la completa siguiendo la lógica de la entrega y el perdón.
La «ciudad del hombre» no se promueve sólo con relaciones de derechos y deberes sino, antes y más aún, con relaciones de gratuidad, de misericordia y de comunión.
La caridad manifiesta siempre el amor de Dios también en las relaciones humanas, otorgando valor teologal y salvífico a todo compromiso por la justicia en el mundo.
Bendicto XVI, Caritas in veritate, n.6
El papa en esta parte de su enciclica nos invita a tejer redes de comunión y nos recuerda que la caridad debe ser la médula de la sociedad civil.
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